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El extraño precio de los Monumentos

Visita La Plata | 16:21:00 | 0 comentarios

Hace 7 años dejaba este mundo el ex-Presidente Dr Raúl Alfonsín. Si bien decenas de miles de personas lo lloraron, no tiene tantos monumentos como otros referentes de la política nacional. A fin de cuentas Don Raúl solo fue quien restauró la democracia, evitó la guerra civil, nos insertó en el mundo, defendió los DDHH y muchas otras cosas. Pero claro, con la crisis de 1989 y con tantas ocupaciones se olvidó de robar para pagarse un Monumento.

Durante su trayectoria política que se inicia en 1950, Raúl Alfonsín siempre mantuvo su compromiso con la democracia y la paz. Si bien fue un preso político en dos oportunidades, jamás se plegó a la lucha armada. Como alternativa comprendió que se debía formar la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (1975) cuando el país se sumergía en un baño de sangre.
Desde la APDH se brindó apoyo legal gratuito, se recopilaban documentos cuando la norma era destruirlos, se colaboró con la CONADEP y se dejó en evidencia la violación sistemática de los Derechos Humanos. Pero por si no quedó claro recuerdo que fue un trabajo gratuito y por convicción. No fue una actividad que generó riqueza personal como la circular 1050 de la dictadura, instrumento empleado por otro ex-presidente.

Cuando el país retornó el camino de la democracia en 1983 no se vivía en un paraíso: deuda externa, inflación, déficit de reservas, descreimiento internacional, instituciones débiles, fractura social, y múltiples sectores que apostaban al fracaso de la gestión.
Uno de sus primeros actos de gobierno, apenas 3 días después de asumir, fue firmar dos decretos en los que se procedía a enjuiciar a los miembros de las tres juntas militares que usurparon el poder el 24 de marzo de 1976, y a las cúpulas guerrilleras. Casi un año después, en septiembre de 1984, la Conadep entregó al presidente un informe de 50.000 carillas. Evidentemente el Poder Judicial y las Comisiones de Investigación trabajaban más rápido. A 22 años todavía no sabemos quién atentó contra la AMIA, por ejemplo.
En los casi 6 años de mandato debió afrontar 3 levantamientos militares, conocidos como carapintadas, y un putsch encabezado por el movimiento de izquierda MTD. Momentos trágicos, tensos, dramáticos que pusieron literalmente en vilo el orden constitucional. No fueron denuncias mediáticas de complots sin pruebas materiales con la finalidad de justificar acciones y/o discursos propios.

Si actualmente casi nadie duda sobre el valor de la democracia y la república es porque existió un Presidente que la defendió y difundió. Por ejemplo, nos acostumbramos a hablar en términos de hermandad latinoamericana, pero antes de 1983 pasaron muchas carreras armamentistas y casi conflictos armados. Si esto quedó en el pasado, o solo en chistes, es porque la competencia y la desconfianza se cambio por la integración regional. El Mercosur y todos los acuerdos internacionales actuales de la región tienen una raíz en este periodo que buscaba consolidar las instituciones democráticas y alejar a los países la polaridad mundial propia de la Guerra Fría que promovían la doctrina de la Seguridad Nacional.

Efectivamente nos podríamos quedar con la historia de la hiperinflación de 1989, consecuencia de factores sociales, políticos, sindicales, empresariales, e incluso internacionales. Incluso se podría olvidar que antes de 1989 el país se debió recuperar de la crisis económica heredada por la dictadura (1982): inflación, BCRA sin reservas, deuda externa cuadriplicada, desindustrialización, desempleo y caída del consumo.

Pero aun así no puedo dejar de plantear una misma pregunta inicial, ¿Porqué casi no existen homenajes al doctor Raúl Alfonsín? ¿Será que hizo tanto que se olvidó de robar? ¿Será que recordar su triunfos opacaría a otros líderes que solo dejaron corrupción a su paso? ¿Será que se negó a ensamblar su propio discurso mitológico porque sería una acción en contra de los valores democráticos? ¿Cuál es el precio para ser reconocido tanto por lo bueno como por lo malo?



Por Sosa Damián.

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